HISTORIAS & CEREBRO. LOVE STORY.

Por Lili Rico

Lo que tienen en común una buena historia y un buen amante

Historias y cuentos Inteligencia narrativa Storytelling

Hasta los 10 años viví en la casa de abajo de mi abuela. Todos los sábados en la madrugada ella tenía un ritual del que yo participaba: hacer las arepas para el desayuno de la prole que aún vivía con ella que eran todavía 5 o 6 de los 9 que había tenido.

Ambas casas se comunicaban con una escalera interna. Yo me despertaba sin ayuda a las 5am y subía sin hacer ruido. Ella hacía café y me servía un puchero, a mí no me dejaban tomarlo, por eso me sabía a gloria. Ella se prendía un cigarro que solo se sacaba de la boca cuando ya se había consumido para meterse otro, y ponía la radionovela.

Nada que tuviera que ver con novelas me estaba permitido, por eso yo sabía que en esas historias que casi no entendía, estaban las claves de los asuntos más importantes de los adultos

imagen de una abuela

Apenas terminábamos de moler el maíz, empezábamos a armar las arepas: mija, dele la vuelta a la masa, con la izquierda para adentro y con la derecha para afuera y apretando, pero no tanto, para que queden ni tan delgaditas ni tan gruesas. Y mientras amasábamos, la radio nos contaba historias de amor, historias que aunque yo apenas entendía, me hacían llorar cuando mi abuela lloraba, o morirme de la risa cuando mi abuela soltaba una carcajada. Historias que solo interrumpía yo para preguntar algo urgente: ¿qué es apabullarse, abuela? ¿cómo es una mirada esquiva, abuela? ¿Qué quiso decir él con que “ella es indescifrable”?

Y esas historias que sabían a café prohibido, que olían a humo de cigarro de abuela y a arepas de maíz tostado, nunca las olvidaré porque fueron las primeras que me hablaron de algunas de las cosas que la vida me tenía reservadas.

Tengo que confesar que en momentos de grandes desamores he llegado a oír esa trágica música de fondo que acompañaba las partes más amargas de esas radionovelas.

En plena economía de la atención, las emociones contenidas en un relato logran abrirse camino de una forma casi mágica. Las historias son manos levantadas para nuestros cerebros, ellos las ven e inmediatamente se acallan para darles la palabra. El cerebro no puede resistirse ante una buena historia, por eso este romance entre las historias y nuestros cerebros es uno de los más antiguos y estables de la historia de la humanidad.

Las historias son manos levantadas para nuestros cerebros

¿Y qué tienen pues las bellas historias para obtener tanta fidelidad de los fríos y calculadores cerebros? Pues nada más y nada menos que muchas de las mismas características que tiene un buen amante.

  • Una buena historia es seductora, no interrumpe para imponer su voz, por el contrario, seduce para lograr ser escuchada.
  • Una buena historia es lúdica.
  • Una buena historia es capaz de mantener el alma en vilo. Nunca lo da todo hecho.
  • Una buena historia es sensorial, evoca visiones, olores y sabores, sonidos y texturas.
  • Una buena historia es emocional, nos pone a vibrar.
  • Una buena historia es didáctica, aprendemos de ella.
  • Una buena historia es democrática, permite que cada uno saque sus propias conclusiones, uno de los secretos de la verdadera influencia.
  • Una buena historia es nemotécnica. No la olvidamos.
  • Una buena historia genera un pegamento que nos conecta con el otro.
  • Una buena historia es un mecanismo de construcción de sentido.

Me atrevería a decir que solo hay un único atributo que no comparten las buenas historias y los buenos amantes, y es que una buena historia dan ganas de compartirla

Si estás dispuesto a darle una vuelta a tu manera de comunicarte, a sacarle el jugo a tus experiencias, a poner una parte tuya en tus comunicaciones, a compartir vivencias reales, a compartir tus procesos, si estás listo para dar un salto en tus comunicaciones personales, profesionales, de marca y de empresa, si es así, cuenta conmigo, yo te puedo acompañar en ese proceso para descubrir y encontrar las mejores historias y darles la forma adecuada para que resuenen, emocionen, conecten, vendan, inspiren, influencien, transformen y den ganas de compartirlas.

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